Mis pobres dedos de la mano izquierda están todos picados, ya os enseñaré alguna foto, y es que necesito sentir la aguja cuando acolcho, a mano, por supuesto, que a máquina aún no me he metido de lleno.
Acolchar con bastidor cuadrado es todo un handicap para mí, porque estoy acostumbrada a los redondos con pie que te apoyas en las piernas, pero este necesita un punto de apoyo "externo" y me las veo y me las deseo. Como coso en mi butaca y necesito tener las piernas en alto por prescripción facultativa (sobre todo desde esta Semana Santa), aprovecho el respaldo de la silla en el que pongo las piernas, pero aún me cuesta. Ya veré si hablo con algún carpintero si no me acostumbro a esto.
Esto es lo que estoy haciendo, no lo enseño completo porque sé que el futuro dueño observa en las sombras y no lo verá completo hasta que no se lo entregue, pero como quiero que sepa que no lo dejo, sino que cuando paro es por enfermedad o porque no veo claro cómo seguir, aquí está una pequeña muestra
El dibujo de acolchado lo he transferido con la técnica del tul, y que conste que he tenido que hacer concesiones a mi esposo para que me permitiera deshacer mi velo de novia... y todavía no lo lleva muy bien que digamos; pero como llevaba veinte años en un armario y no tenía ningún adorno (como el de mi Comunión, que ese si está guardado), pues bueno, ha accedido con la boca pequeña, y he aprovechado antes de que cambie de opinión.
Y aquí otro detallito
Voy decidiendo sobre la marcha, y eso es raro en mí, ya que me gusta tener planificadas las cosas desde el comienzo, ¿estaré entrando en una pubertad tardía? ¿o se me estará pegando de mis hijos preadolescentes? Ya se verá.
Otra cosita, veréis que, aprovechando esta entrada, he puesto una nueva etiqueta que le viene al pelo: In fieri, "haciéndose"; quizá ya sea hora de que además me reconcilie con el latín...
Hasta otro día
