... y no sé dónde iremos a terminar.
Por fín me he decidido a crear este blog. Hacía más de un año que deseaba crear uno, pero la verdad es que no me atrevía cuando veía la belleza de los blogs que suelo visitar, pero lo cierto es que si no empiezo no sé si podré llevar adelante uno, aunque sea un pálido reflejo de los que veo. Y aquí estoy, aunque me queda mucho por aprender.
Por casualidades de la vida y sin pensarlo me registré ayer, 18 de noviembre, precisamente el día que se cumplían ocho años de la falta de mi madre, falta en cuerpo pero no en presencia. Tal vez no haya sido casualidad, tal vez el subconsciente esté siempre más consciente que nosotros, tal vez los que nos quieren estén empujándonos en silencio a tirarnos a la piscina cuando nos asustamos, tal vez cuando por fin nos tiramos lo hacemos porque confiamos en que nos están esperando con la toalla...
Casi todo lo que yo pueda mostrar por aquí ha sido fruto de la constancia de mi madre porque yo aprendiera a realizar labores después de terminar los deberes del colegio. Me crié rodeada de alfileres, agujas, ganchillos, telas, hilos, lanas y es lo que me ha rodeado en mis años de estudio, trabajo, vida familiar y es lo que me sigue rodeando aún. Mi madre pensaba que las manos ociosas no traen nada bueno, probablemente pensaba como San Jerónimo en las Epístolas: Facito aliquid operis, ut semper te diabolus inveniat occupatum "Trabaja en algo, para que el diablo siempre te encuentre ocupado". Por tanto siempre tengo las manos ocupadas en alguna labor, cuando me canso de una me paso a otra y cuando no hago nada pienso que pierdo el tiempo. El tener una labor entre las manos me ayuda a pensar, a reflexionar, a calmar los nervios, a ver que algo puede ir bien cuando otras cosas puede que no, a tener un rato para mí misma... y eso lo aprendí junto a ella, unido a un carácter innato inclinado hacia la curiosidad y el aprendizaje de cualquier cosa que estuviera a mi alcance.
Tengo que aprender a poner fotos, enlaces, a no soltar rollos tan largos, a recordar que tengo que agradecer lo que pueda aprender de otros blogs, etc., pero todo se andará.
Y no, no se me olvida, el nombre del blog no ha sido elegido por mí, sino por mi marido. Una mecedora de las antiguas es lo que siempre he querido tener (puede que algún día explique por qué), pero por problemas de espacio me conformo con un sillón balancín para mis labores; así que como vio que el nombre estaba libre (se dedicó a buscar nombres que no estuvieran ya pillados y que fueran conmigo) me dijo que ahora sí podía tener una mecedora, así que me lo adjudiqué, y aquí está el blog, y he visto también que por ahí está mi primer seguidor.
Por hoy creo que ya está bien. Ya os enseñaré cositas.
Y bienvenido al que venga por aquí.
2 comentarios:
Pues bienvenida al mundo bloguero amiga. He estado viendo tus trabajos y me he quedado con la bocota bien abierta.. que manera de coser y que bonito... Nos seguimos viendo por aqui guapa.
Besosssssss
Gracias, Isangel, pero tú tampoco te quedas atrás con tus trabajos. Por supuesto que nos seguimos viendo.
Un beso
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